Estuve hospedado en el Shibu Onsen Koishiya Ryokan en Yamanouchi, seleccionado por mi director para un viaje de negocios. Una de las mejores características de este ryokan es la experiencia en los baños termales compartidos. Todos los huéspedes pueden disfrutar de las relajantes aguas termales juntos, lo que crea un ambiente de camaradería y tranquilo. Poder sumergirse en estas aguas termales rejuvenecedoras después de un largo día de trabajo fue realmente un placer. Además, la hospitalidad y la atención del personal del ryokan fueron excelentes, siempre dispuestos a satisfacer nuestras necesidades durante nuestra estancia.

Contratamos el onsen privado por una hora, te llevan y te recogen, pero tenían que atemperar un poco el agua, cuando llegamos estaba a más de 45 grados y tardó casi toda la hora en bajar a 42, por lo que pagamos para no poder entrar al onsen.

¡El personal es increíblemente amable y servicial! El onsen es de otro mundo y la comida es excelente. Además, ofrecen traslados gratuitos al parque de los monos. El hostal tiene una ubicación perfecta y una atmósfera encantadora. Y no puedo olvidar mencionar los monos kawaii ❤

El hotel era moderno, el personal era atento. La habitación que nos dieron era de buen tamaño y bien equipada, con baños privados, calentador y además albornoces. Tenía una ubicación ideal, relativamente cerca de la Tamamura Honten. A pocos pasos de una estación de tren.

el equipo es servicial, hablan ingles con fluidez y tienen servicio de onsen gratuito. La casa es una preciosidad y tiene una decoracion japonesa clasica encantadora. Ofrecen transfer gratuito al Snowmonkey Park. Una experiencia maravillosa con cervezas artesanales de la zona y comida excelente.

Problema con la temperatura del onsen privado.

Ha sido una estancia excelente, me ha encantado su comida fresca.

Un hotel fantástico, una ubicación increíble cerca de parada de autobús y un personal excepcional. El desayuno era delicioso, tiene un montón de opciones...

El Shibu Onsen Koishiya Ryokan tiene dos características destacadas que disfruté durante mi estancia. En primer lugar, el servicio proporcionado por el personal fue excepcionalmente amable y atento. Estaban siempre dispuestos a ayudar y a asegurarse de que mi estancia fuera lo más cómoda posible. Además, el ambiente tradicional del ryokan me proporcionó una experiencia auténtica y única durante mi visita a Yamanouchi. La habitación estaba muy limpia y cómoda, con una decoración tradicional que creaba un ambiente acogedor y relajante.

Hubo un pequeño inconveniente durante mi estancia en el Shibu Onsen Koishiya Ryokan. El baño estaba ubicado en la planta inferior, lo cual era un poco incómodo.

La amabilidad del personal, el onsen, cervezas artesanales, cocina excelente, camas cómodas.

Nada, ninguna queja.

Un alojamiento lujoso y estupendo con una ubicación estupenda muy, pero que muy cerca de los medios de transporte, de las tiendas y de una hermosa zona. El restaurante sirve comida local.

los cuartos son cómodos, y el desayuno delicioso y excelente. había un baño impecable. ubicación perfecta y excelente cerca de la parada de autobús y de las principales atracciones.

Este hotel/hostal ryokan es una joya escondida en una tranquila calle de una pequeña localidad. Las habitaciones tradicionales con tatami y futones son cómodas y acogedoras. Además, ofrecen el servicio de transporte gratuito al parque de los monos, lo cual es una ventaja añadida. ¡Sin duda, una estancia fabulosa!

Todo estuvo bien.

Las habitaciones cuentan con todas las comodidades necesarias, como aire acondicionado y conexión WiFi gratuita. El hotel ofrece un servicio de transporte gratuito desde y hacia la estación de Yudanaka, lo cual es muy conveniente. Los huéspedes pueden disfrutar de una auténtica experiencia japonesa con la decoración zen y las tradicionales cenas de varios platos Kaiseki. El ryokan cuenta con su propio baño de aguas termales interiores, así como con acceso a uno de los nueve baños públicos llamados "Watanoyu". Además, hay una amplia variedad de actividades recreativas disponibles, como paseos en canoa, senderismo, esquí y pesca.

El agua del onsen privado no estaba a la temperatura adecuada al principio, lo cual fue un inconveniente.

Este encantador ryokan está muy bien ubicado, cerca de la estación de tren y autobuses. Además, se encuentra debajo de una colina, lo que le brinda un entorno natural hermoso. Las habitaciones son acogedoras y limpias, con futones cómodos y tradicionales. ofrecen un excelente servicio, con empleados amables y atentos que hablan varios idiomas, incluyendo inglés y español. Además, ofrecen transporte gratuito a los principales lugares de interés, como el Snowmonkey Park.

La única desventaja que encontramos fue que el agua del onsen privado no estaba a la temperatura adecuada, lo que impidió disfrutar plenamente de la experiencia. Sin embargo, esto fue un caso aislado y no representa la calidad general del ryokan.

El ryokan fue una experiencia super genial, desde que llegamos nos recibieron con una gran sonrisa y nos ofrecieron un montón de actividades que nos dejaron la boca abierta. La habitación era muy acogedora y aunque era viejita, estaba súper limpia y los futones eran comodísimos. El onsen era algo que no podíamos creer, estuvimos en el cielo! Además, nos dieron transporte gratis para ir al parque de los monos y a otro onsen ¡Qué pasada! El personal fue de lo más amable y la casa tradicional era una pasada, ubicada en una calle tranquila que nos permitió disfrutar del paisaje. Por si fuera poco, tenían cervezas artesanales y la comida era simplemente espectacular. Nos encantó todo, el lugar, las personas y esos monos tan kawaii. ¡Una experiencia mind-blowing!

El personal simpático, la casa tradicional agradable, ubicación contemplar pueblo, traslados gratuitos en coche, onsen maravilloso, hablan inglés.

No me puedo quejar de nada.

La casa es una preciosidad, el equipo muy amable y servicial. Hablan inglés con fluidez y hasta un poco de español. El onsen es una pasada y te llevan en su propio coche. Ideal.

No pude quedarme más tiempo, ¡qué desgracia!